un almanaque.
Así pasaron mis días,
merodeando,
En octubres de revolución,
septiembres de amor,
y eneros de exilio.
transite, camine,
y entendí los marzos,
de puertas y comienzos,
febreros de festejos,
y julios de mochilero.
entendí un poco más al mundo,
en los diciembres de pesebre,
mientras que los noviembres,
fueron siempre de crisis,
y abril siempre,
como mayo,
rutinarios y confusos.
con lengua afuera,
llega junio,
y para colmo,
en agosto todo vuelve a empezar.
v.f.c